viernes, 22 de julio de 2016

LA ZARZA ARDIENTE
Según los Santos Padres [2]

SAN GREGORIO DE NISA 

En su obra Vida de Moisés interpreta la zarza ardiente, aposento de la luz, como tipo de la Virgen María, que llevó dentro de sí, en cuerpo y alma,  a la Luz del Mundo, y al que quiso inflamar al mundo con su fuego: "Fuego he venido a traer a la tierra"

El relato bíblico de la zarza en el Antiguo Testamento y su sentido espiritual en el Nuevo Testamento

El tipo: La letra en el  Antiguo Testamento

“Nos cuenta la historia (Éxodo 3, 1-6) que, habiendo pasado un poco de tiempo en este género de vida, [Moisés] recibió una sobrecogedora aparición de Dios. 

En el tranquilo mediodía, relampagueó ante sus ojos una luz más fuerte que la luz del sol. 

Extrañado por lo inusitado del espectáculo, elevó los ojos hacia la montaña y vio una zarza de la que de donde salía una luz como de llama de fuego. Pero puesto que las ramas de la zarza permanecían tan frescas en la llama como bajo el rocío. Se dijo a sí mismo: Vayamos a ver ese espectáculo tan grande. Pero apenas había dicho eso, el milagro de la zarza no sólo se mostró a sus ojos, sino que, lo que es más sorprendente de todo, sus oídos fuero iluminados con los resplandores de la luz.
En efecto, la gracia de la luz fue distribuida a ambos sentidos, los ojos fueron iluminados con los destellos de la luz y los oídos fueron llevados a la luz con enseñanzas purísimas. Esto es, la voz que salía de aquella luz pohibió a Moisés acercarse a la montaña, calzado con sandalias hechas con pieles muertas [de animales muertos]. Cuando él liberó a su pies de aquél calzado [impuro], tocó así [con sus pies] aquella tierra que estaba iluminada por la luz divina.

Luego no quiero insistir  demasiado en las cuestiones puramente históricas, a fin de mantenerme dentro de mis objetivos, fortificado por la visión de la teofanía, recibe la orden de liberar a su pueblo de la esclavitud de los egipcios. Y para estar plenamente instruido del poder que le es confiado por Dios, experimenta, bajo las órdenes de éste, con lo que tiene a mano. La experiencia consistió en esto: un cayado que su mano dejó caer cobró vida y se convirtió en un animal el animal era una serpiente; luego, al recogerlo, volvió a ser lo que era antes de la metamorfosis; por otra parte, la piel de su mano, cuando la alejó de su seno, cobró la blancura de la nieve, luego, cuando la volvió a acercar, retornó a su apariencia natural.
San Gregorio de Nisa, Vida de Moisés, Primera Parte Nº 20
Edit. Ciudad Nueva, Madrid 1993

El Antitipo: sentido espiritual cumplido en el Nuevo Testamento

“Este pasaje nos enseña el misterio de la Virgen: la luz de la divinidad, que gracias a su parto ilumina desde ella la vida humana, ha guardado incorrupta la zarza que ardía, sin que la flor de la virginidad se agostase en el parto
De esta luz aprendemos lo que tenemos que hacer para permanecer dentro de los  resplandores de la luz verdadera: que no es posible correr con los pies calzados [con obras muertas] hacia aquella altura [montaña de Horeb] en la cual se contempla la luz de la verdad, sino que es necesario descalzar los pies del alma de su envoltura de pieles, muerta y terrena, de la cual fue revestida la naturaleza [humana] desde el principio, cuando fuimos desnudados a causa de la desobediencia a la voluntad divina [Génesis 3, 21: Dios les hizo vestidos de pieles de animales muertos, en el bautismo hay que revestirse de la túnica blanca de la vida inmortal].
Si hacemos esto, se seguirá el conocimiento de la verdad, pues ella misma se manifestará a sí misma, ya que el conocimiento de lo que es [Yo soy el que soy y está] se convierte en purificación de la opinión en torno a lo que no es”.
 San Gregorio de Nisa, Vida de Moisés, Segunda Parte Nº 21-22
Edit. Ciudad Nueva, Madrid 1993

El Cardenal Jean Daniélou 
anota que San Gregorio de Nisa es el primero en presentar la zarza que arde sin consumirse como una figura de la maternidad de María.  
(Grégoire de Nisse: La Vie de Moïse, Paris 1968, pág. 119 nota 3 citando ) 

Lo que san Gregorio dice aquí se halla algo ampliado en su Sermón sobre la Anunciación del Señor por el Ángel Gabriel: “Lo significado entonces por la zarza y la llama (que ardía en medio de ella, dentro de ella, sin consumirla) fue manifestado con el paso del tiempo en el misterio de la Virgen. Pues así como allí se encuentra una zarza encendida por el fuego y no se consume, aquí se encuentra una virgen que da a luz y no se corrompe. No te extrañe de que se signifique por medio de una zarza el cuerpo de la Virgen que dio a luz a Dios, pues toda carne, a causa de la recepción del pecado y por el hecho de ser carne, es espina" (Patrología Griega Migne Tomo 46, columna 1136).

Por último, recordemos que San Gregorio de Nisa considera que Moisés había sido preparado por Dios para poder recibir la revelación de la zarza y la misióno de volver a Egipto para liberar al pueblo de la esclavitud, por una estadía de 40 años en el desierto, lejos de Egipto y purificado en  el  desierto.:

“Hemos de huir de aquí [de Egipto, país de la  esclavitud] lo más rápidamente posible siguiendo el ejemplo de la historia [el relato del Antiguo Testamento], hacia una enseñanza mejor y más sublime de los misterios.
Y si fuese necesario vivir de nuevo en el extranjero, esto es, si hubiese necesidad que nos forzase a tratar con la filosofía pagana [la falsa filosofía de este mundo], hagámoslo tras haber apartado a los perversos pastores del uso injusto de los pozos [ver Éxodo 2, 17] esto es, tras haber refutado a los maestros de maldades por el mal uso de la educación.
De este modo viviremos a solas con nosotros mismos [como Moisés 40 años en el desierto] sin llegar a las manos con los adversarios [como Moisés mató al Egipto], ni ponernos en medio [como se interpuso entre el egipcio y la víctima], sino que viviremos en compañía de los que están apacentados por nosotros, iguales en el sentir y en el pensar: de todos los movimientos del alma que hay en nosotros, a modo de ovejas, apacentados por el querer de la razón, que es la que preside.”

San Gregorio de Nisa, Vida de Moisés, Segunda Parte Nº 16-18
Edit. Ciudad Nueva, Madrid 1993