viernes, 23 de diciembre de 2011

TU SCENDI DALLE STELLE

Villancico compuesto por San Alfonso María de Ligorio
Interpreta Andrea Bocelli


Tu scendi dalle stelle
O Re del Cielo
E vieni in una grotta
Al freddo al gelo
E vieni in una grotta
Al freddo al gelo.

O Bambino mio Divino
Io ti vedo qui a tremar,
O Dio Beato!
Ah, quanto ti costò
L'avermi amato.
Ah, quanto ti costò
L'avermi amato.

A te che sei del mondo,
Il creatore,
Mancano panni e fuoco,
O mio Signore.
Mancano panni e fuoco,
O mio Signore.

Caro eletto pargoletto,
Quanto questa povertà
Più mi innamora,
Giacchè ti fece amor
Povero ancora.
Giacchè ti fece amor
Povero ancora.

Bajas de las estrellas
O Rey del Cielo
Y vienes en una gruta
Al frío y al hielo
Y vienes en una gruta
Al frío y al hielo.

O Niñito mío Divino
Yo te veo aquí a temblar,
O Dios Beato!
Ha, ¡cuánto te costó
El haberme amado!
Ha, ¡cuánto te costó
El haberme amado!

A tú que eres del mundo
El Creador
Faltan vestidos y fuego
O mi Señor,
Faltan vestidos y fuego
O mi Señor.

Querido elegido, niñito
Cuánto esta pobreza
Me inspira amor para ti,
Luego que el amor te hizo
Aún más pobre
Luego que el amor te hizo
Aún más pobre.

LAS COSAS INVISIBLES


Las cosas invisibles - Navidad
“Creo en un solo Dios Todopoderoso, creador de todo lo visible e invisible”
Símbolo de Nicea


Podían verlo todo, aún a la distancia,
sin confundir el blanco del vellón o el granizo,
distinguir entre el verde marchito de una acacia,
la retama amarilla, el olivar cobrizo.

Podían ver el tramo final de cada noche,
agazapando sueños bajo una luna fría,
los rebaños ajenos, iguales y distintos,
cada cual con su nombre, su cencerro y su guía.

Eran pastores diestros, podían asimismo,
ver en cada horizonte como en cada cayado,
el porvenir del tiempo, la luz de la madera,
el próximo torrente donde unir al ganado.

Los valles o las cimas no guardaban secretos,
para sus ojos hechos a contornos posibles,
pero un día inefable les fue dada la gracia
de contemplar silentes las cosas invisibles.

Un Angel fue primero, heraldo del pesebre,
de la impar teofanía custodio y pregonero,
un Angel señalado para que todos sepan
que el Verbo se hizo carne y refulge el lucero.

Mas después, tras el Angel, se dejó ver arriba,
una recia milicia celeste que alababa,
dando gloria al Nacido y paz para los hombres
de voluntad maciza como una antigua aljaba.

Oyeron viejos himnos, salmodias milenarias
hosannas y loores.Después todo calló.
Se cumplió la Escritura cuando entre sombras claras
notaron que era aquello lo que oído no oyó.

Danos Señor la gracia de poner la mirada,
en las cosas eternas que no solemos ver,
en las imperceptibles, incorpóreas, perennes,
brotadas al Principio de tu divino ser.

Concede a quienes pueblan esta patria de llantos,
la ciencia de saber que no sólo has creado
lo que pesa, se mide, se calcula o se vende,
sino la Cruz que supo dar nombre a lo fundado.

Haz que el mundo visible se rinda ante tu cuna,
así la sangre abraza dolorida a la llaga,
que la materia toda se convierta en vestigio
de la vez que dijiste: ¡Que la tierra se haga!

Vuélvenos pastoriles los oídos cansados,
de escuchar estridencias más oscuras que el lodo,
que nuestra vista sea la de esos mayorales,
y por otear con Fe lo contemplemos Todo.

ANTONIO CAPONNETTO